Hoy es el cumpleaños de Misslau pero lo celebramos el sábado pasado. Ella estaba con Laura y Alba en casa de ésta y las fui a buscar. Esperé en el portal a que acabasen de arreglarse y maquillarse. Bajaron de seguida. Nos fuimos a un bar de la Rambla del Raval número 32. Llamé a Biel para decirle dónde íbamos. Allí nos pedimos cerveza y nos trajeron patatas (muy saladas, por cierto). Ellas comieron, yo no. Laura estaba resfriada y yo con dolor de cuello. Hablamos de Reus y de sus consecuencias. Nos tuvimos que cambiar de sitio porque había corriente de aire. Hablamos de caca y otras anécdotas y sobre un video de una mujer que se cuela en una casa ajena y come comida ajena y mea en una pica ajena. Nos dio miedo. Ahora que ya he visto el video, no me da miedo pero sí muy mal rollo. Luego vino Biel, que se conectaba a Internet por el móvil. Llevaba una camiseta que se compró conmigo. Luego ya nos fuimos al bar donde se celebraba el cumpleaños. El bar de 3’90, así lo llamamos. Ponen cubatas muy llenos (que con dos ya vas torcido) y valen 3’90. Total. La camarera del bar, muy simpática ella, nos puso la tele y escogió para nosotros un canal musical. Yo me pedí un vodka naranja. Luego empezó a venir amigos, más amigos y gente conocida. Después de bebernos lo nuestro, Laura pidió un ron con cola para los tres, para ella, para Alba y para mí. No porque fuera caro, claro está, sino porque si hubiéramos pedido uno para cada uno habríamos salido a rastras del bar. Lo juro. La gente cantaba y estaba muy alegre, todos nos reíamos mucho y todo el mundo estaba especialmente de buen humor. Había un ambiente muy de “¿tienes un cigarro? y jajaja”. Un ambiente de muchas risas y de hablar todos con todos. La gente se cambiaba de sitio para hablar y cosas así. Lo que es un cumpleaños, vamos. Luz trajo globos. Los hinchamos y, algunos, los petamos. Con Misslau nos enviamos mensajes secretos. Ella contó cuanta gente había en su cumpleaños. Vino Rubén, Jaime, Ada, Sami, la Power, Pablo y más gente. Le dimos el regalo que era un vale para hacerse un tatuaje. Llevaba un mes diciéndonos que quería eso. ¿Para qué íbamos a comprarle otra cosa? Faltó Roberto y Cesar, claro. Creo que nadie hizo fotos porque nadie llevaba cámara. Me fui a la 1’30 a casa porque había pasado una semana con fiebre y dolor de cuello, además aún estaba con el antibiótico y estaba fumando y bebiendo demasiado. Creo que luego todos iba a Razzmatazz.
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